¿Por qué invertir? Diferencias entre ahorro e inversión

A lo largo de nuestra vida, nos han enseñado que lo importante es ahorrar”. Y es cierto: ahorrar es el primer paso hacia la estabilidad financiera. Supone disciplina, previsión y responsabilidad. Pero ¿es suficiente? ¿Basta con ahorrar para alcanzar nuestras grandes metas financieras? ¿Nos protege realmente frente al paso del tiempo, la inflación o los vaivenes de la economía global?

La experiencia nos dice que no. El ahorro, en el mejor de los casos, preserva, pero no construye. Quien quiera alcanzar objetivos ambiciosos necesita ir más allá. Porque cuando hablamos de metas reales, como garantizar una jubilación digna, financiar la educación universitaria de nuestros hijos, adquirir una vivienda, iniciar un proyecto personal o dejar un legado, el ahorro por sí solo rara vez alcanza. Para conseguirlo, se necesita una estrategia de inversión sólida, eficiente y orientada al largo plazo.

En este primer capítulo de nuestra FINACADEMIA, queremos acompañarte en el inicio del viaje que muchos de nuestros clientes ya han recorrido: pasar de ser ahorradores a convertirse en inversores conscientes y bien informados.

Empecemos por lo más importante: la diferencia entre ahorrar e invertir.

1. El ahorro: ¿Por qué no es suficiente?

El ahorro es básicamente guardar una parte de los ingresos para gastar más adelante. Pones ese dinero en una cuenta bancaria, depósito a plazo, cuenta remunerada o en algún instrumento similar, con la intención de que esté disponible cuando lo necesites.

Características del ahorro:

  • Riesgo: Baja o nula volatilidad, lo que proporciona seguridad en el corto plazo.
  • Rentabilidad: La rentabilidad de los ahorros es baja. En la mayoría de las cuentas de ahorro, el dinero no crece lo suficiente para empatar con la inflación y mucho menos para superarla.
  • Horizonte: Aunque pudiera ser dinero que no se necesita en el corto plazo, el ahorro propiamente dicho no tiene “mentalidad” de largo plazo.
  • Liquidez: Generalmente, suele ser dinero que se puede disponer de un día para otro.

El enemigo del ahorrador es un impuesto invisible: la inflación. Es el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios a lo largo del tiempo, lo que significa que, con la misma cantidad de dinero, podemos comprar menos cosas.

Ejemplo práctico. Imagina que decides ahorrar 1.000 euros y los depositas durante un año en una cuenta remunerada que ofrece una rentabilidad del 0,5% anual. Al finalizar el año, tu saldo será de 1.005 euros. A simple vista, parece que has ganado dinero. Sin embargo, si durante ese mismo año la inflación ha sido del 2%, los precios en la economía habrán subido, y lo que antes costaba 1.000 euros ahora cuesta 1.020.

En términos reales, a pesar de que tu cuenta ha crecido nominalmente, has perdido poder adquisitivo. Tu dinero ha generado rendimiento, sí, pero no el suficiente como para compensar la subida de precios. Es importante entender que aunque un vehículo de ahorro esté remunerado, si el tipo de interés que ofrece no iguala o supera la inflación, estás perdiendo valor real. Profundizaremos en esta idea en futuras entradas de Finacademia.

 

Entonces, ¿cómo asegurarnos de que nuestro dinero no pierda valor con el tiempo? La respuesta está en la inversión.

2. La inversión: Hacer que tu dinero trabaje para ti

Invertir significa poner tu dinero a trabajar con el objetivo de hacerlo crecer. La inversión implica asumir cierto nivel de riesgo con la expectativa de obtener mejores resultados a largo plazo.

Una cartera bien construida equilibra la preservación del capital (para hacer frente a imprevistos o necesidades urgentes) con la búsqueda de crecimiento, utilizando una combinación de activos según el perfil del inversor, su horizonte temporal y su tolerancia al riesgo. Equilibrio que puede lograrse ponderando en la cartera instrumentos de renta fija y renta variable, activos reales u otras estrategias diversificadoras.

Características de la inversión:

  • Riesgo: Invertir implica asumir ciertos riesgos. El valor de los activos en los que inviertes puede subir, pero también puede bajar.
  • Rentabilidad: La rentabilidad potencial de las inversiones suele ser mayor que la del ahorro. Esto se debe a que el riesgo asumido ofrece la posibilidad de obtener mayores beneficios.
  • Horizonte: Medio y Largo plazo.
  • Liquidez: No necesariamente tiene que poder disponerse de un día para otro.

 

3. ¿Por qué invertir en lugar de solo ahorrar?

Ahora que sabes qué son el ahorro y la inversión, es momento de entender por qué invertir es la clave para tu futuro financiero. Aquí te damos algunas razones:

  • El dinero pierde valor con el tiempo: La inflación, aunque no siempre es visible a corto plazo, hace que el poder adquisitivo de tu dinero disminuya con el paso del tiempo. Invertir es la única forma de proteger tu patrimonio de la inflación.
  • Cumplir metas a medio y largo plazo: Si estás pensando en la jubilación, comprar una casa o tener un fondo de emergencia importante, invertir te permite planificar y aumentar las posibilidades de alcanzar esos objetivos a lo largo del tiempo.
  • Generación de riqueza: El ahorro solo te ayudará a mantener tu dinero, pero no a hacerlo crecer. Al invertir, puedes sacar provecho de las bondades de “la fuerza más poderosa del universo”, en palabras de Albert Einstein: el interés compuesto.

Ejemplo. Imagina que inviertes 1.000 € cada año en un fondo que te da un 5% de rentabilidad anual. El primer año terminas con 1.050 €. El segundo año, ganas el 5% sobre 1.050 €, no solo sobre los 1.000 €, y terminas con 1.102,50 €. Si repites esto durante 30 años, habrás invertido solo 30.000 €, pero al final tendrás más de 70.000 €, gracias al poder del interés compuesto. El tiempo y la constancia hacen que tus ganancias se multipliquen. Profundizaremos en este concepto en futuras entradas de Finacademia.

 

Conclusión

El ahorro es importante. Nos da tranquilidad, seguridad y liquidez ante imprevistos. Pero si el objetivo es mantener el valor del dinero o hacerlo crecer, una alternativa es invertir.

Invertir no significa asumir riesgos innecesarios. Significa tomar decisiones informadas y adecuadas a tu perfil de riesgo y de los objetivos que buscas, siempre sin olvidar la importancia de la diversificación. No necesitas ser un experto para empezar. Sólo se necesita planificar los objetivos que buscas alcanzar en un futuro con el dinero ahorrado, tener paciencia y permitir que el tiempo y el interés compuesto hagan su trabajo.

En Fineco, estamos aquí para acompañarte en este viaje. Sabemos que el verdadero progreso financiero comienza cuando tu dinero empieza a trabajar para ti, transformándose en una herramienta que impulsa tus objetivos.

En el próximo capítulo, descubrirás cómo empezar a invertir desde cero. No hace falta contar con grandes cantidades de dinero, solo el deseo de aprender y el compromiso con tu futuro financiero.

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