El enemigo invisible de los ahorros: la inflación

En una entrevista en 2022 Charlie Munger señalaba: “La premisa más segura para un inversor es que en los próximos 100 años la divisa se va a ir a cero. Esa es mi hipótesis de trabajo”

Si analizamos los últimos 100 años, el dólar americano no se ha ido a cero, pero casi: desde marzo de 1925 hasta marzo de 2025 ha perdido un 94.6% de su valor. Dicho de otro modo, hoy hacen falta 18.5 dólares para comprar lo mismo que un solo dólar en 1925.

El culpable es un enemigo invisible y persistente: la inflación.

¿Qué es exactamente la inflación?

Es como una fuga lenta en el depósito de tu coche. No lo notas al principio, pero poco a poco te deja tirado. Técnicamente, es el aumento generalizado y sostenido de los precios en una economía. O, dicho más claro: cada año, con el mismo dinero compras un poco menos. Tu moneda pierde poder adquisitivo.

 

¿Por qué se produce?

Imagina una economía muy sencilla: hay 100 euros en circulación y se producen 100 tomates al año. Cada tomate vale 1 euro.

Ahora imagina que, de repente, el banco central imprime más dinero y la cantidad total de euros en circulación pasa a ser 1.000.

Pero ¿qué pasa con los tomates? Se siguen produciendo 100. No hay más producción, solo más billetes.

¿Resultado? Cada tomate cuesta ahora 10 euros. El dinero ha perdido valor; cada unidad de moneda compra menos. Eso es la inflación.

Este ejemplo ilustra la lógica de la teoría cuantitativa del dinero: cuando el dinero crece más deprisa que la economía real, los precios suben y el poder adquisitivo baja.

 

¿Y qué efectos tiene la inflación?

Tiene consecuencias para las empresas, porque dificulta planificar a largo plazo. Esto desincentiva la inversión productiva y frena el crecimiento económico.

Además, la inflación actúa como un impuesto silencioso sobre tus ahorros. Reduce el valor real de las deudas: por tanto, quien debe dinero se beneficia, a costa de pérdidas para los prestamistas y ahorradores.

Como señalaba Charlie Munger, los inversores debemos ser conscientes de que ahorro sin inversión (véase anterior entrada de Finacademia) implica asumir pérdidas en nuestro poder adquisitivo.

 

¿Cómo podemos defendernos?

Las dos grandes armas tradicionales contra la inflación son:

  • Renta fija (préstamos a gobiernos o empresas)
  • Renta variable (participaciones en empresas que generan beneficios)

Ambas clases de activo pueden ayudarte a mantener e incluso aumentar tu poder adquisitivo. Y en Finacademia, muy pronto, te contaremos cómo funcionan y cuál es su papel en una cartera bien construida.

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